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Liderazgo en Tiempos de Crisis: ¿Una Oportunidad o una Trampa para las Mujeres

¿Qué sucede cuando las mujeres alcanzan puestos de liderazgo en tiempos críticos? Más allá de celebrar su éxito, el llamado “acantilado de cristal” expone una realidad incómoda: cuando las organizaciones se encuentran al borde del colapso, suelen recurrir a mujeres para ocupar roles de alto riesgo. Este fenómeno se ha visto reflejado en diversos ámbitos, desde la política hasta los medios, y sigue siendo una trampa recurrente en el mundo laboral actual.

Imagina ser llamado para liderar una empresa que pasa por su peor momento. No es solo un desafío, sino también una situación donde la probabilidad de fracaso es muy alta. A menudo, en situaciones como esta, encontramos a mujeres en los puestos más visibles, asumiendo el peso de decisiones que podrían definir el futuro de toda una organización. Este fenómeno no es nuevo, y los ejemplos abundan, desde Marissa Mayer en Yahoo! hasta Jill Abramson en el New York Times. ¿Es un avance o una señal de que las mujeres siguen siendo elegidas solo cuando la misión parece casi imposible?

El “Acantilado de Cristal” en el Liderazgo Femenino El término “acantilado de cristal” es una metáfora que describe cómo las mujeres y ciertos grupos minoritarios suelen ser elegidos para roles de liderazgo en tiempos de crisis, cuando el riesgo de fracasar es alto. A diferencia del “techo de cristal”, que representa las barreras invisibles que impiden el ascenso de las mujeres en sus carreras, el “acantilado de cristal” significa que estas barreras desaparecen solo cuando el éxito es poco probable. Así, se les entrega el control de la nave cuando ya está dañada, mientras la empresa destaca la diversidad en un movimiento que parece inclusivo, pero que en realidad, también puede ser una estrategia de “chivo expiatorio”.

Casos Notables en los Medios y la Política En 2011, tras 160 años de historia, el New York Times atravesaba una crisis de confianza y credibilidad tras varios escándalos internos. Fue en ese momento cuando el periódico designó a Jill Abramson como editora ejecutiva, en lo que fue anunciado como un cambio histórico y necesario. Sin embargo, Abramson no tuvo un camino fácil: tras tres años de liderazgo en condiciones difíciles, se enfrentó a duras críticas y fue reemplazada. La historia de Abramson es solo una de muchas en el ámbito de los medios y la política, donde mujeres como Dilma Rousseff en Brasil y Theresa May en el Reino Unido han asumido cargos de alto riesgo en medio de crisis severas, y han sido finalmente responsabilizadas de problemas preexistentes.

De la Gestión Corporativa a la Política Mundial Este fenómeno se extiende más allá de los medios. Marissa Mayer asumió el liderazgo de Yahoo! durante una etapa de declive financiero, y Christine Lagarde se hizo cargo del Fondo Monetario Internacional en plena crisis del euro. Los ejemplos son numerosos y tienen un patrón común: mujeres liderando en tiempos complicados, enfrentándose a críticas y cargas que rara vez se mencionan en la historia de sus predecesores masculinos. Esta tendencia también plantea preguntas sobre la forma en que la sociedad y las organizaciones ven a las mujeres como líderes en circunstancias de crisis y si realmente se les da el apoyo necesario para prosperar o simplemente se las elige como una solución temporal.

El Trasfondo del “Acantilado” y sus Implicaciones Aunque no es un fenómeno universalmente aceptado, algunos argumentan que el acantilado de cristal es una consecuencia inevitable de la presencia de más mujeres en roles de liderazgo. Otros lo ven como una estrategia en la que, de antemano, se posiciona a las mujeres en un lugar donde es más probable que fracasen, perpetuando estereotipos y cargándolas con expectativas poco realistas en situaciones ya difíciles. Esto no solo subestima el potencial de sus capacidades, sino que también sugiere que, en tiempos de calma y prosperidad, aún se prefieren líderes tradicionales.

Conclusión: El acantilado de cristal plantea una pregunta desafiante: ¿son las mujeres y las minorías incluidas de manera justa en roles de liderazgo o se les asigna la tarea imposible de arreglar situaciones cuando ya están al borde del fracaso? En lugar de ser una celebración de la inclusión, este fenómeno puede ser una señal de que aún falta camino por recorrer en la igualdad de oportunidades y en el reconocimiento real de las habilidades de cada líder.

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